Gabriela Godínez García
En
el municipio de San Martín hidalgo se lleva
a cabo cada año desde hace muchos cientos de años, una tradición de
carácter religioso la cual puede llevar a este municipio a convertirse en un
lugar con mucha afluencia religiosa, de darse la publicidad necesaria, la cual
consiste en un tendido de Cristos en los hogares de los San Martinenses.
Los
cronistas del municipio Sergio Zepeda Navarro y Armando Méndez explicaron que
se desconoce cuanto tiempo tiene esta tradición, la cual se fue perdiendo ya
que en el año de 1981 era tan solo 9 imágenes de Jesucristo las que se
presentaban y en esta ocasión fueron 39, lo cual se ha logrado gracias al
trabajo de muchas personas para
rescatarla al cien por ciento y que cada día vaya en incremento.
Las
familias de San Martín Hidalgo abren las puertas de sus casas sin importarles
si son de la comunidad o turistas a quienes les muestran los altares que con
mucha fe preparan durante mucho tiempo, continuando una tradición que ha pasado
por generaciones y de la cual se espera que perdure por muchos años más.
Señalaron
que el Cristo Crucificado tiene un sentido antropológico como histórico, en
donde las personas de este lugar se entregan a estas actividades, que culminan
el sábado; además de que antes de tender
a los Cristos se realiza una peregrinación en la cual en esta ocasión se
presentaron 152 imágenes.
De
estas 39 imágenes se conoce que 16 son de carácter histórico, esto debido a que
se les ha hecho restauraciones en las cuales se ha determinado el tiempo de las
mismas, las cuales datan de 250 a 300 años, según indicaron los cronistas del
lugar, ademaś de que existen ciertas narraciones del origen de los Cristos, las
cuales las hacen invaluables.
Esta
tradición se lleva a cabo durante la semana Mayor de cuaresma, en donde el
viernes Santo el barrio más antiguo de San Martín se transforma en una romería,
en donde en el transcurso del día acuden tanto visitantes como pobladores a
visitar las casas de las personas quienes cuentan con un Cristo, quien se
encuentra tendido simulando su muerte.
La
tradición indica que una de las habitaciones de quienes tienen en su poder
alguna imagen de Jesucristo se convierte en un altar, en donde el piso se cubre
con hojas de laurel de cerro, alfalfa, trébol, ramas de sabino, jaral y sauz,
que sirven para cubrir los muros y hacen el fondo del altar.
Esta
ceremonia inicia a las 8 de la mañana con el baño de los Cristos con crema o
aceite, además de cambiarles el cendal (tela de seda o lino muy delgada); lo
cual lo hace el llamado varón quien personifica a José de Arimatea, quien fue
el que colocó a Jesucristo en el sepulcro, después de su muerte y crucifixión
en el Golgota.
En
el altar se coloca incienso, copal, velas, veladoras, naranjas agrias y flores
de papel o naturales, además de la imagen de la virgen de los Dolores, en esta
ceremonia durante la noche las familias propietarias velan la imagen como si se
tratara de un familiar que acaba de fallecer; para que a la mañana siguiente lo
levanten del altar, hacen oración y por último se coloca en el lugar que tendrá
durante todo el año.
Cabe
señalar que estas imágenes tienen diversos orígenes e historia, además de que
los tamaños, rasgos de cada uno de ellos son muy característicos, ya que están
hechos algunos de cerámica, pasta de caña, madera.
En
los recorridos guiados participan estudiantes de la carrera de turismo del
Centro Universitario de los Valles de la Universidad de Guadalajara, para lo
cual se les brinda una capacitación previa .
Significado
de los elementos del altar. Al fondo del altar
se colocan ramas de pino que simbolizan el huerto de los Olivos, en el piso se
colocan alfalfa, manzanilla, hojas de laurel en donde se tiende a Jesucristo,
se agregan naranjas agrias con clavos de olor que simbolizan la amargura de la
Virgen por la muerte de su hijo y repollo que representa su ternura.
Otros
de los elementos que se agregan y que le dan un significado especial es el
alpiste o cebada que significa la resurrección, además de que se colocan
palomas sabaneras cuyo llanto simula el llanto de la Virgen María al ver a su hijo tendido en la Cruz.
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