viernes, 27 de enero de 2012

Singularidad y magia es lo que transmiten estos altares





 Gabriela Godínez García

En el municipio de San Martín hidalgo se lleva  a cabo cada año desde hace muchos cientos de años, una tradición de carácter religioso la cual puede llevar a este municipio a convertirse en un lugar con mucha afluencia religiosa, de darse la publicidad necesaria, la cual consiste en un tendido de Cristos en los hogares de los San Martinenses.
Los cronistas del municipio Sergio Zepeda Navarro y Armando Méndez explicaron que se desconoce cuanto tiempo tiene esta tradición, la cual se fue perdiendo ya que en el año de 1981 era tan solo 9 imágenes de Jesucristo las que se presentaban y en esta ocasión fueron 39, lo cual se ha logrado gracias al trabajo de  muchas personas para rescatarla al cien por ciento y que cada día vaya en incremento.
Las familias de San Martín Hidalgo abren las puertas de sus casas sin importarles si son de la comunidad o turistas a quienes les muestran los altares que con mucha fe preparan durante mucho tiempo, continuando una tradición que ha pasado por generaciones y de la cual se espera que perdure por muchos años más.
Señalaron que el Cristo Crucificado tiene un sentido antropológico como histórico, en donde las personas de este lugar se entregan a estas actividades, que culminan el  sábado; además de que antes de tender a los Cristos se realiza una peregrinación en la cual en esta ocasión se presentaron 152 imágenes.
De estas 39 imágenes se conoce que 16 son de carácter histórico, esto debido a que se les ha hecho restauraciones en las cuales se ha determinado el tiempo de las mismas, las cuales datan de 250 a 300 años, según indicaron los cronistas del lugar, ademaś de que existen ciertas narraciones del origen de los Cristos, las cuales las hacen invaluables.
Esta tradición se lleva a cabo durante la semana Mayor de cuaresma, en donde el viernes Santo el barrio más antiguo de San Martín se transforma en una romería, en donde en el transcurso del día acuden tanto visitantes como pobladores a visitar las casas de las personas quienes cuentan con un Cristo, quien se encuentra tendido simulando su muerte.
La tradición indica que una de las habitaciones de quienes tienen en su poder alguna imagen de Jesucristo se convierte en un altar, en donde el piso se cubre con hojas de laurel de cerro, alfalfa, trébol, ramas de sabino, jaral y sauz, que sirven para cubrir los muros y hacen el fondo del altar.
Esta ceremonia inicia a las 8 de la mañana con el baño de los Cristos con crema o aceite, además de cambiarles el cendal (tela de seda o lino muy delgada); lo cual lo hace el llamado varón quien personifica a José de Arimatea, quien fue el que colocó a Jesucristo en el sepulcro, después de su muerte y crucifixión en el Golgota.
En el altar se coloca incienso, copal, velas, veladoras, naranjas agrias y flores de papel o naturales, además de la imagen de la virgen de los Dolores, en esta ceremonia durante la noche las familias propietarias velan la imagen como si se tratara de un familiar que acaba de fallecer; para que a la mañana siguiente lo levanten del altar, hacen oración y por último se coloca en el lugar que tendrá durante todo el año.
Cabe señalar que estas imágenes tienen diversos orígenes e historia, además de que los tamaños, rasgos de cada uno de ellos son muy característicos, ya que están hechos algunos de cerámica, pasta de caña, madera.
En los recorridos guiados participan estudiantes de la carrera de turismo del Centro Universitario de los Valles de la Universidad de Guadalajara, para lo cual se les brinda una capacitación previa .
Significado de los elementos del altar. Al fondo del altar se colocan ramas de pino que simbolizan el huerto de los Olivos, en el piso se colocan alfalfa, manzanilla, hojas de laurel en donde se tiende a Jesucristo, se agregan naranjas agrias con clavos de olor que simbolizan la amargura de la Virgen por la muerte de su hijo y repollo que representa su ternura.
Otros de los elementos que se agregan y que le dan un significado especial es el alpiste o cebada que significa la resurrección, además de que se colocan palomas sabaneras cuyo llanto simula el llanto de la Virgen María al ver  a su hijo tendido en la Cruz.

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