lunes, 31 de octubre de 2011

La reina de América fue celebrada en su Santuario



Durante una ordenada celebración, el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, pidió orar por la seguridad social y economica del país.

Gabriela Godínez García

El fervor Guadalupano, se pudo observar a través de los miles de peregrinos que acudieron este 12 de diciembre a visitar a la Santísima Virgen de Guadalupe en su Santuario.
Este día en punto de las 10 de la mañana el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, oficio la celebración eucarística en honor a la morenita del Tepeyac, en la cual al entrar desde el coro se podían oír los acordes de una de las canciones dedicadas a la virgen “La Guadalupana”.
Mientras proseguía la misa, los peregrinos iban desfilando por los dos corredores de la iglesia, la cual se acondiciono para recibir a la mayor cantidad de personas, que quisieran hacer alguna petición, llevar alguna flor o simplemente contemplar la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Se pudo observar visitantes de todas las edades, destacando los niños quienes iban vestidos de inditos con la vestimenta típica, simbolizando el tiempo en que ocurrieron las apasiones y a San Juan Diego.
Cabe señalar que el cardenal, estuvo acompañado por el señor cura de la parroquia Ernesto Estrella y que en cada pilar del templo se encontraban placas con algunas de las frases que la Virgen le dijo a Juan  Diego durante sus apariciones, como ¿No estoy yo aquí que soy tu madre?, Juanito el mas pequeño de mis hijos, por mencionar algunas.
El evangelio fue en honor de la Virgen María, recordando el momento en que visito a su prima Santa Isabel madre de Juan el Bautista, quien en el momento en que sintió su presencia la emoción de tener a la madre de Dios, le hizo sobresaltarse, palabras con las cuales se explica la importancia de aquella mujer quien eligió años después a nuestro país para quedarse.
Durante la homilía el cardenal Juan Sandoval mencionó que este año se conmemora el 477 aniversario de las apariciones, por lo que contó con detalle cómo se dieron los hechos en el año de 1531 en donde un humilde indígena a quien bautizaron como Juan Diego lo eligió la madre de Dios para ser su mensajero.
Señaló que las culturas indígenas, quienes estaban asentadas en este territorio mexicano acostumbraban ser muy religiosos, sin embargo la manera en que lo representaban no era el adecuado, llevándose a cabo sacrificios humanos en honor a sus deidades, por lo que los frailes que colonizaron a la Nueva España tuvieron la encomienda de darles a conocer el evangelio.
En esos tiempo fue cuando la virgen decidió presentarse ante un indígena y dejar su imagen en un códice, que se a conservado hasta nuestro tiempo; siendo en el año 2002, cuando el Papa Juan  Pablo II canonizo a aquel mensajero de la Virgen, a quien a través de él se pudo conceder su deseo de contar con un templo justo en el lugar de las apariciones en el cerro del Tepeyac.
Al finalizar Sandoval Iñiguez, pidió hacer oración para que termine la crisis económica y que el crimen que esta ensangrentando el país disminuya cada día, además de cumplir con la sugerencia del Papa Paulo VI de llevar a nuestra patria por un camino de justicia y de paz.
Añadió que otro mal que aqueja a nuestro país es la frialdad de los cristianos, la cual esta alejando cada día más a los niños y a los jóvenes de los valores, circunstancia por la cual el próximo año en el mes de enero se estará llevando  cabo el “Encuentro de Familias”, organizado por la Santa Sede.
Las flores, en especial las rosas son un objeto especial durante esta celebración, ya que representan la prueba que ofreció Juan Diego al obispo Fray Juan de Zumarraga para que le creyera que la Santísima Virgen se le había aparecido, por lo que el cardenal bendijo tanto las flores que se encontraban adornando el altar como las que llevaban en sus manos los visitantes.
La festividad no solo se podía observar al interior del recinto, sino a las  afueras los peregrinos se encontraban de manera ordenada haciendo fila para poder ingresar y ver por un momento la imagen de la Virgen de Guadalupe, además de que podían disfrutar de algún antojito mexicano, tales como los tradicionales buñuelos del barrio del Santuario.
Personal de Protección Civil, policía metropolitana y miembros de la cruz roja mexicana, se encontraban para dar con ello seguridad a los visitantes durante todo el día, ya que por la noche la comunidad de la Parroquia del Santuario de Guadalupe llevo  a cabo el tradicional castillo en honor ala virgen morena.

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